Aquí os traigo el primer relato de este reto que me he autoimpuesto porque me gusta sufrir. Como dije, iría escribiéndolos en orden de aportación de canción, así que, como la primera en comentar fue mi querida Gema, estas palabras van para ella.
Debo decir que Gema fue buena y me propuso una canción muy bonita que realmente podría haber escogido para hacer la escena, pero luego me sugirió un tormento al que no pude resistirme, el Nyan Car.
No, en serio, ¿quién puede resistirse a escribir con semejante tortura mental? Yo, NO.
No, en serio, ¿quién puede resistirse a escribir con semejante tortura mental? Yo, NO.
Aunque no lo creáis, la escena me vino a la cabeza con bastante rapidez, pero aun así necesité una hora aproximadamente para pensarla bien y escribirla. Una hora con el Nyan Cat tronando en mis oídos. Cuando terminé fue como si acabara de ser expulsada de un agujero de gusano.
Gema, gracias por alimentar mis tendencias autodestructivas, te quiero y lo sabes.
Sin más dilación, os dejo con esta escena extraída de una novela que, posiblemente, jamás será escrita.
Música para leer
RUBER BOY
El salón de recreativos
siempre me ha recordado a una pesadilla. Una hecha de luces de colores y
sonidos agudos que aplastan cualquier pensamiento para conducirte a lo único
que puedes hacer, a lo único que deseas hacer: jugar.
Entro palpando las
monedas de mi bolsillo con manos temblorosas. No son muchas, pero es lo único
que he podido conseguir hoy. Los resplandores violetas, rosas, amarillos,
azules y verdes tiñen mi ropa sucia y mi cara de ojos cansados y barba de
varios días. Percibo el andar patizambo de Mckinan antes siquiera de ser
consciente de que está caminando en mi dirección. Su figura rechoncha siempre
me ha recordado a una peonza. Le observo moverse entre las pantallas enormes en
las que cientos de jugadores controlan los movimientos de sus personajes
gracias al casco Uvix, el último y revolucionario invento de la industria de
videojuegos. Mckinan se planta ante mí embutido en una camiseta roja y unos
pantalones cortos que se le clavan en sus rollizas piernas lampiñas. No me
habla porque, de todas formas, no oiría ni una sola palabra debido al
ensordecedor ruido que producen las máquinas con sus melodías simples y rápidas
que incitan a jugar un poco más, siempre un poco más.
Mckinan me coge del
brazo con intención de echarme, igual que la última vez, pero yo me apresuro a
sacar el dinero del bolsillo y él se detiene. Sus ojillos enterrados en carne
blanda y blanca miran las monedas como si estuvieran sopesando qué hacer.
Finalmente parece decidir que el metal vale más que su satisfacción de darme
una patada en el culo, porque me quita las monedas y hace un gesto con la
cabeza hacia el interior del salón. No me indica por dónde ir porque sabe que
no lo necesito. Podría hacer el camino hasta cualquiera de las terminales con
los ojos cerrados.
Ruber Boy, en su panel
de siempre, me recibe como ha estado haciéndolo casi a diario estos últimos
meses. Se sujeta su gorra roja con la mano mientras, con la otra, se agarra a
Hyra, su dragón de color rosa chicle que sobrevuela un cielo de nubes con forma
de galleta y colinas coronadas con nieve de azúcar. Al sentarme en el sillón
del jugador, frente a la pantalla en negro, me estremezco. La necesidad que me consumía está a punto de
calmarse, y la expectación me acelera la respiración. A mi lado, en un cofre
plateado que se abre de repente, aparece el casco Uvix. Ansioso, me lo coloco
en la cabeza notando cómo sus doce brazos se amoldan a la forma de mi cráneo.
La pantalla se enciende
y doce pinchazos me hacen cerrar los ojos de dolor, pero es un dolor breve,
casi placentero. Mi mente comienza a alejarse de la realidad para introducirse
en la única que importa, donde Ruber Boy me espera para introducirse en mi
cuerpo y dejar que me convierta en él durante los veinte minutos que dura la
partida. Noto escalofríos. Mis ojos están ante las intensas luces que refulgen
desde el menú de opciones. Con un mero pensamiento configuro mi partida y
acepto comenzar.
«3… 2… 1… ¡A jugar!», leo
en el rótulo verde que se enciende ante mis ojos, los que comparto con Ruber
Boy. Aparezco sobre una colina de caramelo junto a Hyra. La imagen se
distorsiona cuando monto en ella, y también la música, que se ralentiza y emite
un sonido deforme y grave. Una punzada de dolor hace que pierda el contacto con
el juego brevemente y, por un momento, ambas realidades se entremezclan creando
un tapiz de verdades y mentiras que no puedo diferenciar.
«No, no, no, no. Tengo
que jugar esta partida. Solo tengo veinte minutos», me digo mientras hago un esfuerzo
titánico por mantenerme en el juego. Pero cuanto más lo intento más se acentúa
el dolor. Hyra emprende el vuelo, surco el cielo con ella sintiendo un aire
inexistente golpeando mi cara. Me hace daño, pero no puedo detenerme. El mundo
se funde a mi alrededor en una masa de colores y sonidos estridentes. No sé si
sigo a lomos de Hyra, si estoy cayendo o permanezco quieto, porque lo único que
me rodea es toda esa luz de colores que gritan, y ese ruido que me engulle como
si me deslizara hacia la garganta de un gigante con una obesa lengua de nata y aliento
con olor a fresas podridas.
Entonces llega el
silencio, y con él, la oscuridad.
* * * *
Y hasta ahí, como bien os dije, más que relatos, son escenas, por lo que tienen por qué tener un final. ¿Qué os ha parecido? ¿Os habría sugerido a vosotros una escena parecida?
No sé si soy más feliz por el relato en sí o por un dragón rosa.
ResponderEliminarEl relato no sé por qué me ha recordado a la estética de rompe Ralph, muy al estilo vanellope en la peli, y ha sido genial. Jo, en parte me apetece saber más, jo, te odio.
pero en serio, me ha encantado. A mi no sé si se me habría ocurrido eso o un unicornio rosa surcando el universo, pero te ha quedado muy chulo.
¡Un besín!
Precisamente se me venía Rompe Ralph a la cabeza xD Me quedé muy traumada con ese mundo de caramelo y dulce.
EliminarYo también imaginaba un escenario así n___n Lleno de colores y dulces kaway
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarHola!!
ResponderEliminarPues adoré tu escena, de hecho, para mí fue un relato, vaya... cuanta capacidad de imaginación! ojalá yo tuviera algo parecido jajaja
Me quedo como fiel seguidora de tu blog, te dejo el mío sobre reseñas literarias por si quieres que nos sigamos mutuamente ^^
http://escribadeavalon.blogspot.com
Besos y muchas gracias por el relato!
Muchas gracias!!! Bienvenida a la La vieja Morla! :D
EliminarQuedó muy bueno el relato, muy interesante. Yo habría colapsado totalmente escuchando la melodía del gato por más de cinco minutos, así que es una gran proeza lo que logró.
ResponderEliminarSaludos
Que dolor de cabeza acaba levantando el dichoso Nyan Cat al cabo de un rato -.-"
ResponderEliminarNo se, de repente me han entrado ganas de volver a ver Rompe Ralph! jejeje
Con una estética que haría babear a cualquier amante de los videojuegos, creo que ha sido un comienzo muy prometedor, que ganas de leer el siguiente ;D
Un beso
Lena
Muchísimas gracias! Como amante de los videojuegos me siento honrada! ^^
Eliminar¡Por fin puedo escribir el comentario!
ResponderEliminarhttps://38.media.tumblr.com/c498d17361d48bb25f25441c2f4d6e62/tumblr_n4ii1ibBrT1rh9llpo1_500.gif
Genial el relato, Laura ;) y el gif del final es CASI tan rayante como la musiquilla del Nyan Cat (sigo sin saber cómo has podido sobrevivir a esto *__* Es un completo lavado de cerebro... ¡ESCUCHÁNDOLA DURANTE UNA HORA! Mamma mía, mis neuronas no lo soportarían...) Te mereces un premio por eso, en serio.
Aún no he visto Rompe Ralph... Con que si lo recomiendas, me lo apunto ;)
¡Tengo unas ganas de leer los siguientes relatos/fragmentos/escenas! ^^
¡Muchísimos besos!
Dafne
Muchísimas gracias, Dafne! La verdad es que no me resultó tan horrible como parece, he escrito con canciones muy rallantes también y al final la cabeza se acostumbra xD
EliminarJaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaajaaaaaaaaaajajja me parto XD
ResponderEliminarEn primer lugar, tengo que felicitar a Gema Vallejo. Gracias, Gema, por haberle propuesto esta canción tan pegadiza, alegre, desquiciante y loca. Le ha dado para escribir un relato que en mi opinión es de los mejores relatos y más raros que he leído en mi vida, pero además te doy las gracias personalmente, porque me encanta la canción jaaaaaaajajja en serio, no es coña, me ha dado una rabia impresionante cuando he entrado a comentar y se ha cortado, ha sido como si a mí también me desconectasen de ese supuesto casco de 12 brazos...qué buenísimo, por dios...
Laura, hija mía, cómo puedes ser tan maravillosa..?? como puedes dar a entender taaaaaaaaaanto con tan poco?? es que no me entra en la cabeza...eres como los hobbits, "puedes conocer todas sus costumbres en un mes y después de cien años...aún te sorprenden XD"
Me encanta el gif, es tan...propio para la ocasión...
Tú me conoces y sabes perfectamente que no me gustan los relatos porque te deja con sabor en la boca, pero no llega ni a ser una tapita, pero este en concreto me ha encantado. La música tiene que tener algo que ver, imagino, pero es que lo he vuelto a leer sin la canción y es que no...es que me ha encantado. Esa mezcla entre alegría, ludopatía, colores, ruido, dolor... me ha resultado caóticamente apetecible.
Y la canción me la voy a bajar. Gracias, Gemma XD