martes, 21 de junio de 2016

Aquellos que desaparecieron

Porque The Leftovers es una buena serie basada en una buena novela, porque no dejo de pensar en lo que pasaría en el mundo si de verdad desaparecieran millones de seres humanos sin explicación, porque mi cabeza es un hervidero de ideas, porque me apetecía, porque puedo. Por todo eso he escrito una de esas escenas de un libro que jamás será escrito, o tal vez sí, quién sabe. Está inspirada en las desapariciones de la novela de Tom Perrotta, pero no tiene nada que ver con ella, por lo que no corréis riesgo de que os haga spoiler. La comparto con vosotros.

Feliz noche, queridos.


Entré en el bar como lo habría hecho cualquiera por entonces, con la mirada gacha y el paso tranquilo. Lo último que quería era llamar la atención de algún capullo paleto que boicoteara mi única oportunidad de conseguir gasolina. Sudaba y la herida del vientre se me había abierto durante la pelea, pero ahora el cuchillo era mío, y si a otro imbécil se le ocurría pensar que yo era lo bastante débil como para robarme se iba a llevar una buena sorpresa.
Al cruzar el umbral noté cómo el aire cambiaba de forma drástica de rancio a espeso, sobrecargado de alcohol y sudor, y supliqué en silencio a quien quiera que fuera el cabrón que se alzaba sobre nosotros, si es que existía, que Jerry estuviera allí. Muchos habían abandonado ya el pueblo por culpa de las revueltas que esos fanáticos de mierda habían estado organizando desde que montaron su comuna en el bosque. Por la noche podía verse el fuego a lo lejos y, si uno estaba en una zona lo bastante tranquila, también se oía un canto, voces entonando una melodía al unísono. Les imaginaba comidos por la suciedad, las pieles endurecidas por una vida a la intemperie, las ropas roídas y esas sonrisas en sus estúpidas caras, saqueando, ajusticiando a quienes creían que lo merecían, y luego cantando al anochecer, follando entre ellos como comadrejas. Me daban asco. Y no era el único. Muchos en el pueblo fantaseaban con la idea de ir a hurtadillas hasta allí en plena madrugada y prender fuego a sus tiendas. Entonces sí que brillaría una luz a lo lejos. Entonces sí que se oirían sus voces gritando al unísono.
—¿Qué te pongo, vaquero?
La camarera, apoyada en la barra, me miraba como si no fuera más que un fantasma, otra sombra más escondida bajo la penumbra apestosa del local y la música de los sesenta que sonaba desde la sinfonola. Tenía los brazos fuertes y una mandíbula más ancha que la mía.
—Whisky. El más barato que tengas.
Me senté en uno de los bancos frente a la barra y me quedé mirando el vaso que la camarera puso de un golpe ante mí. Tenía un refilón sospechoso en el borde, posiblemente la marca de otra boca. Lo giré hasta dar con la parte más limpia y me bebí el líquido caliente de un trago.
—¿Está Jerry por aquí? —pregunté en voz baja.
La música estaba a un volumen considerable y la mujer tuvo que acercarse a mí para entender lo que le estaba diciendo. Me pareció que al hacerlo arrugaba la nariz y no me extrañó. Aquel era mi quinto día en carretera y todavía no había encontrado un lugar en el que poder descansar con decencia y darme un baño. Le repetí mi pregunta. Ella torció la boca y se quedó pensativa.
—¿De qué conoces tú a Jerry?
—Le conozco, no tienes que saber más que eso. —La camarera entrecerró los ojos—. Si quisiera hacerle algo habría entrado directamente atrás a buscarle, ¿no te parece? Somos amigos, joder. Nos conocemos de hace tiempo. Necesito su ayuda.
—Jerry no está en disposición de ayudar a nadie —me dijo mientras recogía unos vasos vacíos de la barra.
—¿Qué le pasa? ¿Es que está enfermo?
—No lo sé. Puede que esté muerto, pero yo diría que sigue en alguna parte, como todos los demás.
—¿Qué coño quieres decir con eso? ¿Qué le ha pasado?
Abrió de golpe el grifo y lo que dijo a continuación casi quedó ahogado entre el ruido de la música y el potente chorro del agua, pero pude oírlo igualmente, aunque desearía no haberlo hecho.
—Desapareció.
—¿Estás diciendo que él…?
—Se desvaneció, igual que los otros. —Me quedé quieto asimilando la noticia—. Ya te lo he dicho vaquero, Jerry no está en disposición de ayudar a nadie. Búscate a otro.
El desprecio con el que la camarera dijo esas últimas palabras no me afectó. De hecho, apenas la escuché porque yo seguía pensando en mi amigo, imaginando al pobre Jerry barriendo el bar a las tres de la madrugada, después de echar al último borracho a la calle. Su cuerpo esmirriado disolviéndose en el aire, la escoba haciendo un ruido sordo al caer al suelo, y luego silencio.
Por supuesto, yo no tenía ni idea de cómo había sucedido, nadie la tenía. Nadie había visto cómo se marchaban los que desaparecían, qué les ocurría. Sencillamente estaban ahí y al segundo siguiente dejaban de existir. O quizá la camarera llevaba razón y Jerry seguía en alguna parte, barriendo eternamente el local al que había estado encadenado durante toda su corta e insignificante vida.

5 comentarios:

  1. OH! Tenemos un pequeño mini relatillo de la señorita Tejada, que placer leerte como siempre. Como sabes tengo la serie y el libro pendientes, prometo en Septiembre ponerme (en verano ya sabes que imposible, mi vida no da para tanto XD). Tengo muchas ganas de achucharte y frikear en el Celsius (y comer, comer mucho XD) Un besin^^

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  2. Me ha gustado, pero como siempre necesito más. No seas tan malvada! T_T

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  3. Como puede ser que solo haya dos comentarios?? Estamos crazy o qué?
    Bueno, se me pasó comentar porque como te lo dije por Twitter XP... Pero que quede patente que me encantó la primera vez que lo leí, y me ha vuelto a encantar esta segunda vez. Y lo que más me gusta es ese toque, ese "magical touch", que tienes para crear una atmósfera idónea en tan pocas líneas. De verdad, es una de las cosas que más me gusta de tus relatos. Te hacen meterte de lleno en la historia.

    Muchos besis, mi lady gamer.

    Noomi.

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  4. Hacía siglos que no me pasaba por aquí, pero volver con uno de los relatos... Me encanta. De verdad. Me he sumergido de tal forma que ojalá hubiese más para seguir leyendo.
    Aprovecho, ya que no lo he hecho por Twitter, para desearte feliz cumpleaños ^^

    Besinos

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  5. "imaginando al pobre Jerry barriendo el bar a las tres de la madrugada, después de echar al último borracho a la calle. Su cuerpo esmirriado disolviéndose en el aire, la escoba haciendo un ruido sordo al caer al suelo, y luego silencio." ----------------------------No tengo nada más que decir en mi defensa. Laura, te quiero, te queremos y esta es una de las razones. Lo sabes, lo sé ^_^

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