Crónica de sueños hechos de Täryenn

Estoy viva. Sí. tengo notificaciones pendientes de responder por todas partes, pero si no lo he hecho aún es porque tengo la cabeza como un bombo de feria y porque antes quería ponerme a escribir esta crónica, que espero me ayude a dirigir la inmensa amalgama de emociones que fue el día de ayer, 15 de mayo, día en el que se hizo la presentación de Los mundos de Täryenn.

Os dejo esto para leer, que es lo escucho mientras escribo.

El primer golpe de emoción llegó cuando, a medio día, mis editores me llamaron para decirme que ya habían llegado a Bellavista (barrio de Sevilla en el que vivo y donde se iba a realizar la presentación), así que, como acordamos, fui a verles al lugar donde se habían hospedado para charlar sobre cómo iba a desarrollarse la presentación y, LO QUE ES MÁS IMPORTANTE, para enseñarme a mi pequeño gran tocho, mi bebé, el fruto de siete meses de escritura, cinco de corrección, un año y medio de complejidades en el proceso de edición (en el que Manel y Verónica, mis editores, han sufrido conmigo), mucho cariño, mucha dedicación y el doble de pasión. Eso y un sin fin de retos superados, lágrimas derramadas, dudas, decisiones, alegrías y pasos dados en un camino que acaba de empezar, TODO recogido en varios cientos de páginas (764 para ser exactos).   

Al llegar, después de los achuchones pertinentes (hacía casi un año y medio que no nos veíamos), Manel me dijo: «Bueno, tú lo que quieres es ver tu libro, ¿no?». Yo respondí que sí. «Vale, pues cierra los ojos». Eso hice, y cuando los abrí me topé con esto:

Fotos de la portada y contraportada. 

Ilustración interior donde se ve a la protagonista, Alice, e inicios de capítulo.

Y claro, me eché a llorar, sin más. No quería, pero no lo pude evitar, y es recordarlo ahora y me vuelvo a emocionar, porque ha sido mucho lo pasado y mucho lo disfrutado con este libro, porque en él están todos mis sueños, porque de él dependen muchas cosas, porque es mi puerta a ese lejano sueño que todos dicen que nadie alcanza y que yo, quizá, tampoco alcance nunca. Pero es mi sueño, y escribir mi vida, y todo ello estaba delante de mí, rebosando esperanza entre esos árboles de nieve y esa luz que irradia magia por todas partes. 

«Yo no quería llorar», dije con la voz temblorosa. «Me habrías decepcionado si, precisamente tú, no hubieras llorado», me respondió Manel. 

Qué bien me conocen los jodíos.

Laura versión felicidad-absoluta.

Después de aquella primera e intensa reunión, volví a casa con mi tocho entre los brazos y recuerdo que, además de pensar que estaba tostándome por el maldito sol, en mi cabeza solo se repetía una idea:

«Estoy andando por la calle con mi libro bajo el brazo. Estoy andando por una calle que he recorrido mil veces en mi vida, con MI novela en la mano. What-the-fuck». 

En serio, era super extraño, como volver de comprar el pan, solo que en lugar de pan tenía... en fin, todo lo que ya he dicho arriba.

Luego llegó el momento de la presentación. Gracias a los dioses y al Centro Cívico de Bellavista, teníamos un precioso salón de actos con aire acondicionado y se estaba realmente bien (nos trataron de maravilla). 

La gente tardó poco en empezar a llegar, y durante una hora viví momentos realmente confusos entre saludos emotivos, risas y fotos (muchas fotos, curiosamente yo solo eché una y en ella ni siquiera salgo yo, lo cual, dicho sea de paso, es muy propio de mí. Mierdosidad a tope). Recibí encantada a conocidos, desconocidos, familiares y amigos. Me emocioné mucho al ver a Pepe y Patt, del blog Libros y prejuicios (que son encantadores) y a Amarië y Kayima, de Libros hasta el amanecer (¿os he dicho ya lo fan que soy de estas dos señoritas?). Dato a destacar es que la mayoría de ellos tuvieron que hacer un viaje largo solo para ir a verme y eso no hay manera de agradecerlo. SOIS AMOR.

Mis tochos listos para venderse. (Esta fue la única foto
que hice en todo el evento. Si es que soy... yo v_v)

Llegada la hora nos subimos al escenario y el show dio comienzo. Lo cierto es que no estaba nada nerviosa, sino todo lo contrario, disfruté mucho y me lo pasé genial, además nos reímos bastante, lo cual no es raro teniendo en cuenta que fui completamente yo y algunas de mis respuestas fueron... en fin, muy mías. Ejemplo de eso fue cuando hablábamos sobre los nombres de los personajes, en particular el del antagonista: Droknar. Manel me preguntó que por qué un nombre tan complejo y no algo más sencillo, y a mí no se me ocurrió otra cosa que decir algo como: 

«Bueno, podría haberle puesto Antonio, pero creo que eso no habría funcionado muy bien».

Manel y Verónica fueron turnándose para ir hablando sobre la novela y hacerme preguntas: ella las relacionadas con la escritura y él otras varias, entre ellas la que más odio de todos los multiversos existentes: «¿DE QUÉ VA LA NOVELA?». No sé si os he comentado lo absolutamente truño que soy para responder a esta pregunta, pero bueno, la respondí, con ayuda de Manel y con varios momentos cómicos de por medio, pero creo que no la respondí excesivamente mal.  

Después vinieron las preguntas del público, no hubo muchas, pero la verdad es que con toda la información que dimos, pocas dudas podían quedar. Y, finalmente, el momento de las firmas. Me equivoqué varias veces y algún libro se fue con un tachón de más, pero así soy yo, caótica, intensa y con un notable punto de chapucerismo crónico.

Yo con las reinas de la mierdosidad más maravillosa, Kayima y Amarië.

Firmando los ejemplares de los genialosos Patt y Pepe. Qué encantos que son *-*

Después de estar bastante tiempo firmando, rezando para no equivocarme y removiendo mis sesos para que todas las dedicatorias no fueran iguales, algo que no sé si logré demasiado bien, porque estaba bastante nerviosa (sabía que iba a poner tachones, y así fue, efectivamente), vinieron más fotos y algunas despedidas. Pero todo no terminó aquí, después los editores, amigos y familia nos fuimos a ese lugar al que llamo búnker, que no es ni más ni menos que mi segundo hogar, una casita rodeada de árboles, huerto y tranquilidad. Allí estuvimos hasta las tantas, comiendo, riendo y charlando. Os aseguro que me reí por encima de mis fuerzas, y que la boca me dolía de hacerlo. Acabé completa y absolutamente agotada tanto física como mentalmente, pero fue completa y absolutamente genial. Un día que no olvidaré nunca, que disfruté muchísimo y que quedará por siempre guardado en una cajita especial de mi memoria.

AQUÍ PODÉIS VER LA PRESENTACIÓN

Esta mañana me he levantado con una resaca del quince, pero lo curioso es que no bebí nada de alcohol, (resaca de alegrías, imagino) y cuando me vino a la cabeza todo lo que había vivido el día anterior, cuando recordé que tenía ejemplares de mi libro guardados en una caja en el salón, sonreí como una tonta, una tonta zombie, resacosa y feliz. Entonces, antes de desayunar ni de hacer nada, fui a una de esas cajas, cogí un ejemplar y me senté con él a hacer algo que no he hecho jamás desde que empecé a escribir. Cogí un bolígrafo y escribí otra dedicatoria, pero esta iba para mí misma. Por primera vez, le di las gracias a la única persona a la que no se las he dado nunca: yo. Creo que después de tanto tiempo, me las merecía.

Y así acabó la primera gran experiencia de este viaje en el que me he embarcado. No hay palabras suficientes para agradeceros a todos lo mucho que estáis apoyándome tanto a mí como a la novela. Sé que es lo que se dice siempre, pero es que es la verdad: sin vosotros, nada de esto tendría sentido, y posiblemente nada de esto habría sido posible. Gracias, otra vez sí, como en cada entrada, no puedo evitarlo. GRACIAS. Espero de corazón que todos aquellos que queráis sumergiros en Täryenn y sus mundos disfrutéis y soñéis cada página, y viváis la historia que hay en ellas como lo hice yo cuando las escribí.

En esta novela tenéis la puerta a otros mundos. En vuestra mano está dejarla cerrada, o abrirla y descubrir todo lo que esconden...