De historias-feto, quiero decir. Sí, porque los bebés no son los únicos que pueden quedarse a medio formar y acabar en la inexistencia antes siquiera de existir (es una comparación algo macabra, lo sé, pero un poco de humor negro a veces no viene mal), sino que las historias también se enfrentan a este destino más a menudo de lo que cualquiera pueda pensar. Y si no me creéis solo tenéis que preguntarle a un escritor a cuántas historias ha puesto punto y final y cuántas han muerto antes de que esto sucediera, yéndose a esa carpeta de "otros proyectos", que va llenándose a lo largo de los años sin que ninguna salga de ahí con todos los miembros en su sitio. Dicha carpeta acaba convirtiéndose en una cantera de ideas reciclables, porque en el fondo de nuestros corazones sabemos que las historias a las que pertenecen no vivirán tal cual las ideamos. Esa carpeta, que tanto me recuerda al estante donde dejaron al pingüino de Toy Story 2, es lo que yo llamo "el cielo de la historias-feto".
Los que escribís seguro que sabéis qué clase de historias son esas, y si no es así y resulta que termináis absolutamente todas las que empezáis es que no sois de este planeta, así que no me preocuparé por vosotros, malditos. Para el resto de los mortales:
"Hola, me llamo Laura y yo también he abortado una historia".
Una no, muchas, muchísimas.
Nadie me quiere. |
Y qué mal hacen sentir las jodías, qué horrible es esa sensación que nos embarga al darnos cuenta de que nunca llevaremos a cabo una idea que en cierto momento nos llenó de ilusión. Qué duro es asimilarlo... ¿o no? ¿Es siempre doloroso aceptar que una historia en desarrollo ha acabado convirtiéndose en una historia-feto? La respuesta es sí, aunque no siempre en la misma medida. Todo depende del tipo de muerte que haya tenido. De este modo nos encontramos con:
- Muerte por sustitución: Historias que no hacemos porque una idea distinta llega a nosotros y nos motiva tanto que dejamos de lado todas las demás.
- Muerte por abandono: Historias que dejamos aparcadas tanto tiempo que, finalmente, cuando queremos volver a ellas, no encontramos nada que nos haga seguirlas. La chispa, al no mantenerla encendida, se ha acabado apagando.
- Muerte natural: Tenemos una historia que nos gusta hasta que, por diferentes motivos, nos deja de gustar y perdemos el interés en hacerla. No hay dramas, simplemente se desprenden de nosotros como una hoja seca (qué poético).
- Muerte por bloqueo: La peor de todas. Historias en las que ponemos el corazón, los hígados, los riñones y algún que otro órgano más, pero que sigue sin ser como queremos que sea. Algo en ella se nos escapa, no encontramos el giro de la trama que necesitamos o uno de los personajes nunca acaba de cuadrarnos. Finalmente, después de tanta lucha y aunque tardaremos en aceptarlo, la historia se nos resiste tanto que acaba muriendo.
Todas muertes trágicas, excepto la última, que es la reina de las putadas lo peor entre lo peor. Las historias feto, por regla general, suelen hacernos sentir inútiles, vagos, ineptos, torpes, etc. Vamos, que son todo un aliciente para nuestra autoestima, pero (¡sorpresa!) son tan necesarias como las historias que sí terminamos.
¿Y esto cómo se come? Pues resulta que en todo acto creativo hay desperdicios, pero lo bonito de todo esto es que esos desperdicios a menudo nos llevan a otras ideas, que a su vez pueden llevarnos a otras que, a sí mismo, pueden conducirnos a LA IDEA que finalmente culminaremos.
La mente no es una máquina precisa, necesita de mucha materia para producir algo que cuaje, y es comprensible que, entre todos esos alimentos que le damos en forma de estímulos, surjan muchos truños, pero esto no es malo, ¡todo lo contrario! Los truños ayudan a que lo realmente valioso destaque sobre lo demás, a que brille con más fuerza, lo cual me lleva a la conclusión de que:
"Las malas ideas no existen".
Aplaudidme, por favor, que he descubierto América. |
¿Cuál es el punto de toda esta diarrea de palabras?
Pues intentar haceros ver que no debéis sentiros mal cuando una historia no sale o una idea no avanza. Pensad que las que lo hagan serán aquellas que más fuerza tengan, porque esto es como en la naturaleza misma, sobrevive la más fuerte, y para que se dé esa supervivencia debe haber otras que no lo consigan. Por suerte, toda idea puede reaprovecharse y utilizarse más adelante, incluso muchos años después de que la hayáis tenido, así que no dejéis que las historias-feto os afecten y que vuestro ánimo decaiga, porque cuando una historia muere es porque otra, tal vez la definitiva, está más cerca de vosotros.
¿Qué opináis vosotros? ¿Como os sentís cuando una historia-feto pasa por vuestras vidas?
Contadme cosicas.
Me identifico a la perfección con todas las variedades de muertes de historias que mencionas, no podrían ser más acertadas. Recientemente me he dado cuenta, sin embargo, de que, como dices, lo de escribir es un proceso raro y sin mucho sentido en el que esos fetos que se van quedando por el camino ayudan: practicas determinados estilos/géneros/temas, creas a un personaje que luego retomaras, una idea que más tarde podrás enfocar de otra manera... En mi caso, la última novela larga que he terminado nació precisamente como una especie de remake de una historia feto que se murió hace unos cuantos años porque entonces quizá yo no tenía la madurez suficiente como escritor para llevarla a buen puerto.
ResponderEliminarComo dices, es frustrante cuando una historia muere, sí, pero a la larga se saca mucho de ella, a veces incluso más que de las que llegan y terminas sin más dificultad.
Oh, Laura. Justo me pillas en un momento dramático. :3
ResponderEliminar¡Qué interesante! (amo este tipo de entradas *__*). Lo de los tipos de muertes, ¡¿les has dado tu nombres?! O__O ¡Es increíble! Me he sentido muy identificada, sobre todo con los tres últimos casos. Necesitaba leer esta entrada, apareció por arte de magia en el mejor momento. <333
Sinceramente he leído tu entrada aguantando mis lágrimas, ¡pues me he sentido tan identificada! Llevo días con la historia que me gustaría escribir, pero nada sucede. Pasó tanto tiempo, un tiempo relativo, que incluso dejó de apasionarme (como bien dices, ¡se perdió esa chispa!). Además, por las noches leo los relatos que he estado escribiendo, ¡y me parecen tan malos! Que eso me está rompiendo por dentro. Relatos que en su momento me ha costado escribir, entonces me pregunto si sería capaz de hacer algo más grandioso... claro, mi mente me dice "no". Son tantas cosas que me deprimen, ¡y no sé cómo motivarme! No sé si es que no tengo confianza en mi misma, o simplemente soy mediocre escribiendo. A lo mejor debería dedicarme a ser lectora, y quedarme en ese nivel. Sin embargo, algo en mi me dice que no es lo que mi corazón desea. Existe una batalla entre mi mente y mi corazón, sin duda. *no está llorando*
Bueno, lo siento por aprovecharme de tu maravillosa y especial entrada, ¡y redactar un informe mío! XD
Muchas gracias, tus entradas me ayudan siempre (¡y escribes genial!). Besitos, te echo de menos u/////u
Entrada interesante. Yo no escribo mucho la verdad, pero cuando lo hago reconozco que me gusta mucho, sin embargo me desespero rápido, porque en cuanto me trabo me dan ganas de mandar todo a tomar por saco y ya está. Tengo que sacar mas paciencia jajaja.
ResponderEliminarUn besito ^^
Los míos son fetos caníbales :P se comen unos a otros para convertirse en uno solo, al menos eso parece que me está pasando. Uso el método copo de nieve de forma inconsciente.
ResponderEliminarAy, me has levantado el ánimo con este post. Tengo una carpeta titulada "Detenidos" con un montón de subcarpetas. Hace poco, anduve revisando para ver si reciclaba algo, y me encontré con cosas que ni recordaba haber escrito. El último caso, el peor de todos, me ocurrió el año pasado con una historia que empecé con mucho entusiasmo y luego se convirtió en una horda de Mary Sues peleando por ver quién era peor. Cada vez que me sale una historia feto, es porque he dado un pequeño salto entre lo que solía hacer y lo que he aprendido, por lo que la historia empezada se vuelve vieja y deja de tener sentido. En fin, que en paz descansen (hasta que las volvamos a usar en alguna parte, transformadas en vaya a saber qué).
ResponderEliminar¡Saludos!
¡Me ha encantado el post, Laura! *-*
ResponderEliminarA mí me pasa que tengo un millón de ideas, las escribo todas en una especie de collage en un millón de cuadernos distintos (sí, luego está el tema de acordarme dónde he escrito cada idea), se me ocurren otras mil formas de contar historias con cada una de ellas, pero al final... NADA. Ahí están. Muertas de risa (o muertas, a secas)
El título de "historias-feto" es genial. Morboso, sí, pero genial. Y me ha hecho mucha gracia que puedo decir literalmente: "Hola, me llamo Laura y también he abortado una historia" (aunque la idea en sí no sea tan agradable)
Ahora estoy intentando escribir un poco todos los días, porque aunque como tú dices, al principio sea un "truño", quizás después de pulirlo puede quedar algo pasable (o no)
El último gif define mis sentimientos a la perfección (por cierto, te lo tomo prestado jajaja)
¡Muchos besos!
Dafne
PD: El comentario de Emma F.M sobre los fetos caníbales me ha matado LOL
He sufrido todas menos primera. Ahora que escribo siento esto como una especie de embarazo; me ha parecido guay el título por eso mismo. Y como en el embarazo hay días de mierda y otros en los que te comes todo lo que hay en la nevera (?) no sé si me explico.
ResponderEliminarYa si nos ponemos así alegóricos, digamos que la influencia (son los libros/películas/series) son los tíos/tías que nos tiramos. Creo que también existe la medio-muerte por influencia, es decir, nos tiramos a un tío/tía que nos gusta más y aunque seguimos embarazados de esos tíos/tías que nos hemos tirado anteriormente, descubrimos que hay una parte de la historia que queremos alterar porque queremos dejar constancia de esa nueva sensación. Eso es jodido porque muchas veces te obliga a borrar cosas, porque crees que ese cambio va a dar a tu novela ese toque que tu quieres. Pero, ¿no nos estaremos volviendo paranoicos? ¿No querremos aspirar a más de lo que podemos alcanzar?
¿Por qué tener "hijos" es tan difícil y te juegas tu salud mental en ellos? Y luego cuesta tanto de criarlos...
Se te quitan las ganas de tener humanos correteando por tu casa; con gatos yo voy lista.
Cómo me gustan estas entradas tuyas, repámpanos.
ResponderEliminarPor el momento las únicas novelas abortadas que tengo son de mi adolescencia (ehm, es mejor así), así que las reciclo como cuentos para mis primos pequeños. El resto de historias aún no las doy por perdidas: escribo rápido y en cualquier momento puedo quitármelas de encima. A veces acaban convertidas en relatos, o a veces se fusionan entre varias de ellas, porque soy vaga. Pero acaban naciendo.
Por lo que cuentas, tú parece que tienes un auténtico cementerio XD
Z.
Cada vez que leo una entrada tuya me pongo feliz, las haces muy divertidas y esta es una de ellas (incluso hablando de algo tan trágico como esas pequeñas historias abandonadas u.u). Yo por el momento solo he llevado a cabo y terminado unas pocas historias, las otras murieron de las distintas maneras que tu describes (pobrecitas, pero mejor morir con dignidad que acabar escritas por mí).
ResponderEliminarBesos!
Qué liindoo, siempre hay un final esperanzador, a veces oculto...Muy bonito ^_^
ResponderEliminarEscribir una historia es como intentar quedarse embarazada: muchos intentos y pocos "frutos" xDD. Vale, ya me callo, era para seguir con el rollo de los fetos xDD. Pero tienes razón, siempre hay mil historias que se quedan en la calle. Yo tengo una especie de mente que siempre me va diciendo: ESTO MOLARIA y se emociona mucho y luego lo desarrollas y ves que no, que tu mente te ha troleado xD. O a veces (por suerte para mi, muy pocas veces) llegas a desarrollarla, a empezar a escribirla, a empezar a querarla y BAM: bloqueo del mil. Es una putada, realmente, porque el feto normalmente está muy avanzado (y ya tiene bracitos ;____;).
ResponderEliminarSoy muuuuy de reciclar personajes porque tengo tropecientos mil muertos que me encantan. ¡Viva el reciclaje!
Gracias por la entrada :D
¡Un beso!
¡Hola! Me siento tan, pero tan, identificada con esta entrada que no he podido evitar dedicar unos minutos a meditar sobre el tema y escribirte un comentario. A medida que leía las muertes, además, me acordaba de todos los proyectos que la sufrieron. Pero yo lo que quería hacer era contarte una anécdota que me llena de orgullo. Hace unos ¿dos años? (no lo recuerdo) empecé una novela de ciencia ficción cuya trama me entusiasmaba. Empecé a escribirla, pero por más que intentaba convencerme de lo contrario, el comienzo me parecía una completa basura. Lo único que se salvaba era lo que aún no había escrito y que formaba parte de lo interesante. El caso es que terminé por dejar de escribir y dedicarme a escribir en un cuaderno todas mis ideas, así como las fichas de los personajes más importantes. Lo que acabé haciendo con dos de esos personajes fue usarlos para otra novela completamente distinta y que conseguí terminar a principios de año. Cuando comentaste lo de ese personaje me acordé y quería contarlo antes de que se me olvidara.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta entrada y me he reído mucho al leerla.