La Historia Interminable

Exactamente así, frente al cartel de la librería del señor Koreander, empieza una de las historias más increíbles que pueda imaginarse: La Historia Interminable. 

He visto la película mil veces desde que era niña (de hecho, el nombre del blog pertenece a uno de sus personajes), pero hasta ahora no había leído el libro y la verdad es que me alegro, porque creo cuando era pequeña no podría haberme fascinado de la misma forma con las páginas de un libro que, sin duda, se ha convertido en uno de los mejores que he leído en toda mi vida.

Pero vayamos por partes. Para empezar, y para los que aún no lo saben, todo comienza con Bastián, un niño apocado que empieza a leer un misterioso libro que habla sobre Fantasía, un país asolado por una Nada que va consumiéndolo todo. Poco a poco, Bastián va sumergiéndose en el libro y comprende que los habitantes de Fantasía necesitarán su ayuda si quieren salvar su mundo.

Me cuesta un poco dividir la reseña en partes como suelo hacerlo normalmente, para comentar mejor cada uno de sus aspectos, porque su lectura es tan... apabullante, en cuanto a personajes y sucesos, que no sabría por donde empezar. En la búsqueda de la salvación y reconstrucción de Fantasía he corrido innumerables aventuras, visitado un sin fin de parajes surrealistas y conocido criaturas de todas las formas y razas posibles. Y es que el mundo que tan magistralmente nos describe Michael Ende es, como bien indica su historia, interminable; cuanto más lees más tienes la sensación de que es inabarcable y tan extenso como la propia imaginación. 

Pero este libro no solo me ha encantado por la increíble riqueza y variedad de escenarios y aventuras, sino también por la forma con la que Ende describe lugares, sucesos y criaturas, algunos de los cuales son realmente sobrecogedores.

<<La luz de la luna bañaba a aquellos dos seres colosales que, mientras Atreyu se dirigía lentamente hacia ellos, parecieron crecer hasta el infinito. Le parecía como si sus cabezas llegaran hasta la luna, y la expresión con que se miraban mutuamente parecía cambiar con cada paso que él daba. A través de sus altos cuerpos y, sobre todo, a través de sus rostros de rasgos humanos, corrían y palpitaban corrientes de una fuerza terrible y desconocida... como si las esfinges no estuvieran simplemente allí, como está el mármol, sino que, a cada momento, estuvieran a punto de desaparecer y, al mismo tiempo, se crearan de nuevo a sí mismas. Y era como si, precisamente por eso, fueran mucho más reales que cualquier otra cosa>>. 

Además, La Historia Interminable está llena de enseñanzas y situaciones que inducen a reflexionar como si fueran fábulas con sus imprescindibles moralejas. En muchas ocasiones, de hecho, me he olvidado por completo de que estaba leyendo un libro que se considera para niños, porque estoy segura de que muchos detalles solo pueden ser comprendido por adultos. No obstante, ha habido momentos en los que me ha parecido infantil, pero han abundado mucho más los pasajes inquietantes, fascinantes y extrañamente filosóficos.

Sin lugar a dudas, esta novela es una lectura obligatoria que todo el mundo, aunque sea una vez en la vida, debería leer, no importa la edad que tenga. Le voy a dar un 7 porque es lo máximo en mi ranking de puntuación, pero en realidad creo que no hay número lo suficientemente preciso como para valorar lo que me ha evocado La Historia Interminable.

Puntuación