Hace tres días yo no tenía planeado estar aquí, escribiendo esta entrada. Hace tres días estaba en el final de una etapa complicada, pero yo no lo sabía.
Empezar una nueva novela es todo un acontecimiento para mí. Durante ese día procuro estar relajada, familiarizarme con la historia, repasar el guion, y mentalizarme. Me pongo bastante nerviosa antes de empezar, siempre de noche y habiendo limpiado y ordenado mi escritorio de antemano. Todo tiene que estar como yo quiero y, por supuesto, debe haber una taza de café frío a mi lado. Entonces respiro hondo, abro un documento word nuevo, preparo todas las carpetas y documentos que necesitaré para consultar mientras escribo y permanezco un largo momento con las manos en el teclado, mirando la hoja en blanco. A veces son minutos enteros hasta que encuentro la frase adecuada, el golpe con el que iniciar el largo viaje que supone escribir una novela.
Este es un ritual que he repetido siempre, excepto el viernes pasado. Ese mismo viernes en el que decidí que los calvarios creativos y los bloqueos que había estado viviendo desde antes del verano se iban a acabar de una vez por todas. Calvarios que no me permitieron escribir, pero sí crear.
El Proyecto Alaska es algo en lo que he estado trabajando todo el verano. Y para mí, de alguna forma, significa un nuevo comienzo. Cuando terminé el guion, un guion de 28.500 palabras al que le puse mucho mimo y esfuerzo, no fui capaz de empezar a escribir. El bloqueo estaba en mi vida.
Qué bonito.
Sin embargo, el viernes algo cambió en mi cabeza y decidí tirarme a la piscina con la ropa puesta. No le di la importancia habitual al hecho de empezar una novela, no me mentalicé, simplemente repasé algunos datos y a la una y media de la madrugada escribí las primeras 400 palabras de este proyecto después de cinco meses sin escribir una sola de algo que verdaderamente me llenara.
Cinco meses.
No sé si eso a vosotros os parece mucho o poco tiempo, pero para mí es una vida entera. Cuando no soy capaz de escribir y transcurre tanto tiempo en mi cabeza empiezan a pasar cosas malas, y yo me vuelvo una versión que detesto de mí misma. ¿Sabéis cuando en Silent Hill entras en una habitación normal y de pronto empiezan a oxidarse las paredes, aparecen monstruos y todo se vuelve oscuro y chungo que te cagas? Pues con esa imagen os hacéis una idea.
Por suerte se me debió de activar el protocolo mental de emergencia y sin más dramas mandé todos mis miedos a tomar viento, senté el culo en la silla y le di caña. Voy a paso de tortuga y siento que tengo que familiarizarme con muchas cosas. Y aquí es donde entra el famoso NaNoWriMo.
El año pasado empecé participando nada más y nada menos que con dos novelas, me iba bien, pero por circunstancias ajenas a mí me vi obligada a abandonar. Este año no pensaba participar, pero fíjate tú qué cosas, aquí estoy yo con mi proyecto registrado y muchas ganas de ponerme a prueba de nuevo.
El proyecto Alaska surgió de donde surgen muchas de mis ideas: el ser humano. Pienso mucho acerca de nosotros como especie, de lo que somos, de cómo somos, y podría decirse que mi postura oscila entre la repugnancia y la fascinación. A veces nos miro como miran los niños a un insecto atrapado en un bote, y lo que veo me da miedo y pena, pero también me indigna y me sorprende. La violencia y el desencanto por nuestra especie son dos temas recurrentes en mis proyectos, casi una constante fija a la que me he aferrado durante años sin darme cuenta, algo que está implícito en muchos de mis personajes, y que también aparece en Proyecto Alaska.
La novela estaría enmarcada en los géneros sobrenatural, ciencia ficción y terror, aunque siendo yo creo que el terror es una parte tan intrínseca a casi todo lo que escribo que casi podría eludirse. Está ambientada en Alaska (plot twist), en una pequeña ciudad en la costa oeste, al norte del círculo polar ártico, y de momento hasta aquí puedo leer.
Os dejo con su ficha y con un breve fragmento del primer capítulo.
Gracias a todos por estar ahí.
«Pensaba que su cara sería lo primero en lo que me fijaría, esos instantes de incertidumbre hasta ubicarla entre mis recuerdos; puede que supiera cómo se llamaba. Sin embargo no fue la cara lo que llamó mi atención, sino el estómago. Estaba agujereado y las entrañas se le derramaban hacia fuera, rosadas, brillantes como la placenta.
Me obligué a desviar la mirada y me topé con sus ojos abiertos, las pestañas congeladas. El viejo tenía un brazo atrapado bajo el torso y el otro apoyado en el asfalto; la mano se le había quedado torcida, como la pondría alguien que intenta imitar a un deficiente mental. La boca estaba abierta hacia un lado, flácida, la lengua amoratada apoyada en la comisura. Y entonces ocurrió. Recordé esa misma boca ladeada en una sonrisa, las arrugas de la cara marcadas cuando se le entrecerraban los ojos por el viento frío. También recordaba su nombre, Jerry Jenkins. Nunca había hablado con él, pero todo el mundo sabía que el viejo Jerry vivía de la cría de malamutes y, desde hacía pocos días, todo el mundo sabía que el viejo Jerry había desaparecido.
Tras la primera noche sin regresar a casa los vecinos empezaron a hablar y los rumores se extendieron como humo, humo sucio que dio conmigo mientras esperaba a que el cajero del supermercado me devolviera el cambio. «¿Te has enterado de lo de Jerry Jenkins? Dicen que ha desaparecido». Y a continuación sobrevino una retahíla de suposiciones, como que se sentía solo, que últimamente se comportaba de un modo extraño o que estaba deprimido.
Tras la primera noche sin regresar a casa los vecinos empezaron a hablar y los rumores se extendieron como humo, humo sucio que dio conmigo mientras esperaba a que el cajero del supermercado me devolviera el cambio. «¿Te has enterado de lo de Jerry Jenkins? Dicen que ha desaparecido». Y a continuación sobrevino una retahíla de suposiciones, como que se sentía solo, que últimamente se comportaba de un modo extraño o que estaba deprimido.
Todo es más fácil cuando los que mueren están deprimidos, es una explicación sencilla que le da sentido a lo que quizá no lo tiene, algo que nos ayuda a sentirnos a salvo. «Yo no estoy deprimido, yo no estoy triste. Yo estaré bien eternamente», hasta que te levantas una mañana y resulta que es la última del resto de tu vida, porque a la muerte le importa una mierda cómo te sientas, porque de haber sido el hombre más feliz o el más triste del planeta, Jerry habría acabado igualmente en aquella carretera con las tripas fuera y los ojos abiertos, inmóviles como los de un maniquí».
«No sé si eso a vosotros os parece mucho o poco tiempo, pero para mí es una vida entera. Cuando no soy capaz de escribir y transcurre tanto tiempo en mi cabeza empiezan a pasar cosas malas, y yo me vuelvo una versión que detesto de mí misma». Este pequeño fragmento de tu entrada me conmovió, pero lo que no imaginaba ES QUE LLORARÍA CON LAS ÚLTIMAS PALABRAS. ¡Eres maravillosa! Te lo prometo.
ResponderEliminarA mí me parece que tienes una habilidad que pocos tienen y que tus historias merecen ser contadas; y lo comento porque comprobé, una vez más, que tiendo a leer tus palabras con mucha pasión, pasión que, a veces, se convierte en «ansiedad». Pizarnik, por ejemplo, me lo hace sentir. Leer sin pestañear, sentir de una forma más rápida que el propio corazón (los sentimientos avanzan más rápido y los latidos se quedan atrás), crear imágenes nítidas y nada borrosas (te admiro por ello)... Y en este caso, en el fragmento que has compartido, DIOS (debía mencionar a Dios), ¡se han superado todos los puntos mencionados!
No me gustan las historias que hoy en día nos cuentan, por eso leo las historias que fueron escritas en su momento, pero... tengo la sensación de que tú serías mi maravillosa excepción. Escribe mucho para que yo pueda comprobarlo. :)
PD. «Os dejo con su ficha en goodreads» ¿Sería... Nanowrimo? Me pareció extraño que hicieras una ficha en goodreads. *3*
Un beso enorme, Laura.
¡Siempre te admiraré! Por lo que has sido, eres y serás.
*______________________* No sé ni qué decir. Una vez más tus comentarios y la fe que demuestras por mis humildes historias me dejan muda, Diana, y lo único que se me viene a la boca es un enorme GRACIAS. Para mí significa mucho. Gracias por ser como eres, por el ver el mundo como lo ves.
EliminarQUÉ GANAS DE LEERTE...QUÉ GANAS DE LEER ALGO EN CONDICIONES.
ResponderEliminar"Todo es más fácil cuando los que mueren están deprimidos, es una explicación sencilla que le da sentido a lo que quizá no lo tiene, algo que nos ayuda a sentirnos a salvo. «Yo no estoy deprimido, yo no estoy triste. Yo estaré bien eternamente», hasta que te levantas una mañana y resulta que es la última del resto de tu vida, porque a la muerte le importa una mierda cómo te sientas"
En resumen: TE QUIE RO...
Jo... https://media.giphy.com/media/3o7TKoKVJPF94en5Di/giphy.gif
EliminarAy, Laura, ¿cuando podré tener una criatura tuya de nuevo entre las manos? ¿CUANDO? *___*
ResponderEliminarMe ha encantado el fragmento, y tengo muchísimas ganas de tener noticias sobre cómo prospera este #proyectoAlaska y de fangirlear (no sabes la alegría que me diste el otro día al leer tu tuit, de verdad, no sentía eso por la noticia de ninguna historia en mucho tiempo)
Sobre la introducción que has escrito al principio... TE ENTIENDO. El año pasado estuve de bloqueo... ¿1 año? Para lo único que me dio fue para un mísero relato de 15pág (bueno, algo es algo...) y actualmente tengo Mi Criatura Primigenia en proceso de Re-Re-Re-Escritura; para mí, si algo se puede mejorar, hay que mejorarlo, de manera que aunque la historia se quede en el tintero 10 años, si luego queda perfecta, todo ese tiempo habrá valido la pena. La única parte buena es que empecé otro proyecto, a 4 manos, que de momento le auguro mejor futuro y me ilusiona muchísimo más.
Sobre todo eso: espero que también mantengas la ILUSIÓN Y LA PASIÓN durante la escritura de tu nueva obra, ya sea durante el Nano como posteriormente ;) ¡El resultado será maravilloso, seguro!
¡Un besazo!
Jo, Dafne, muchísimas gracias!!! Qué ilusión me ha hecho leer tu comentario *_*
ResponderEliminarY sí, los bloqueos pueden ser un auténtico coñazo, y como se alarguen más de la cuenta una pesadilla. Te entiendo con la ilusión de tu proyecto a cuatro manos. Las historias no siempre nos aportan lo mismo, no siempre significan lo mismo para nosotros, y aunque estés más "metida" en el de 4 manos, el otro va a seguir ahí porque significa algo diferente, y seguramente crezca y madure contigo, y eso es precioso.
Un beso muy grande, y mil gracias por pasarte y leerme con ese amor <3
Hola querida :) Obviamente 5 meses es un mundo eterno y alargado, una sombra oscura que no te deja avanzar y que te desnutre por dentro. No lo he vivido en la escritura, pero si en otros temas en los que 5 meses también son mucho tiempo. Cuando vi por twitter que te habías animado con este proyecto me alegre, por que te vi emocionada, y eso siempre es bueno. Voy a ser sincero, y leyendo estos primeros párrafos solo puedo ver una evolución en la Laura Tejada que yo leí. Y sabes que, me muero de ganas de leer más. Lo primero por que tus influencias son algo que siempre me ha gustado, y segundo, por que creo que eres una persona especial tocada por una varita que vuelca todo lo que tiene en cuanto puede, y lo hace a través de las letras. Espero que te vaya bien querida amiga, un abrazo^^
ResponderEliminar:______)
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Mangri. Viniendo de ti significan muchísimo <3
¡Guau! Tiene muy buena pinta :D
ResponderEliminarYo soy muy irregular escribiendo, alterno meses de escribir todos los días con meses de no escribir ni una frase. Así que sé lo que se siente en esos momentos de bloqueo.
A diferencia de ti, no siento que me esté engullendo la oscuridad porque tengo otros temas que me apasionan a los que dedicarme. Pero sí noto que estoy "tomando el camino fácil" cuando no escribo. Es difícil de explicar...
En fin, mucho ánimo con este nuevo proyecto ;)
Un beso.
Muchas gracias, Adella! Escribir es complicado siempre si nos gusta, por lo que nos evoca y lo que nos hace sentir cuando no podemos hacerlo.
EliminarMuchas gracias por leerme y comentar! :-*