Reseña: Yo, robot.

Me encanta esta portada *___*

Hay personas que sienten una debilidad y un cariño irremediable por los bebés, otros por los cachorros. Yo lo siento por los robots. Desde que era niña (y creo que por culpa de la película "Cortocircuito", con la que he llorado MUCHO) los robots me han fascinado y han despertado mi lado más sensiblero. Me encantan, sobre todo esos que han sido creados para servir al hombre y lo protegen contra todo pronóstico. Gracias a Dios que no estamos en ese futuro en el que la gente puede comprarse un androide y tenerlo en casa para hacer las tareas, porque entonces me enamoraría perdidamente de él y me olvidaría completamente de los seres humanos.

¡Un David 8 empaquetado y listo para entrega!

Pero dejando de un lado mi debilidad por estos seres mecánicos y adorables hasta la desesperación, me centraré en el tema que nos ocupa, que es una de las obras más famosas de Isaac Asimov.
"Yo, robot" recoge una serie de relatos, algunos relacionados entre sí al estar protagonizados por los mismos personajes, que narra la doctora en psicorobótica Susan Calvin, una de las precursoras de la empresa U.S. Robots. En cada uno de estos relatos, Asimov nos presenta un conflicto relacionado con las tres leyes de la robótica en el que siempre tenemos a un robot como centro del conflicto y a varios personajes humanos que deberán resolverlo.

Por si no lo sabíais, las tres leyes de la robótica son las siguientes:

1.- Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.

2.- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por un ser humano, salvo si estas órdenes entran en conflicto con la 1ª ley.

3.- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª ley.

Isaac Asimov

Al principio, la novela me estaba encantando. El primer relato trata de un robot enorme encargado de cuidar a una niña que un día es arrebatado de su lado. La niña se sume en una depresión absoluta y, como comprenderéis (porque yo en otra vida fui criada por un robot del que me enamoré y con el que luego me casé) eso me llegó al alma porque en este relato se pone de manifiesto esa inocencia y bondad innata en unas criaturas demasiado complejas creadas por otras que, en comparación, son demasiado simples. De hecho, creo que esto es lo que más me ha gustado del libro, que se realza la complejidad de algo que el ser humano ha hecho pero que difícilmente logra comprender, una creación que lo supera en todo, que es lo que todo ser humano decente debería ser. 

«Si se detiene usted a estudiarlas, verá que las tres Leyes de Robótica no son más que los principios esenciales de una gran cantidad de sistemas éticos del mundo. Todo ser humano se supone dotado de un instinto de conservación. Es la Tercera Ley de la Robótica. Todo ser humano bueno, siendo la consecuencia social del sentido de la responsabilidad, deberá someterse a la autoridad constituida; obedecer a su doctor, a su gobierno, a su psiquiatra, a su compañero; incluso si son un obstáculo a su comodidad y seguridad. Es la Segunda Ley de la Robótica. Todo ser humano bueno, debe, además, amar a su prójimo como a sí mismo, arriesgar su vida para salvar a los demás. Esta es la Primera Ley de la Robótica. Para exponerlo claramente, Si Byerley observa todas las reglas de la robótica, puede ser un robot, pero puede también ser simplemente una buena persona».

También me han gustado mucho algunos robots, como este del que os he hablado hace un momento, Robbie (que irremediablemente me recuerda a Robin Williams en "El hombre bicentenario" y lloro... lloro mucho), y otros de los que no os puedo hablar porque os destriparía el relato en cuestión.

Además, cabe destacar la habilidad de Asimov para reflejar algunos problemas humanos en estos conflictos, como el caso de un robot que decía ser un profeta y tener condición divina, u otro que se queda atrapado entre dos de las leyes y lo único que puede hacer es dar vueltas al rededor del mismo lugar sin ir a ninguna parte. No sé, quizá sea yo, pero hay mucha humanidad en todas esas cosas y eso me ha gustado por la ironía que presenta ya que, al fin y al cabo, nos está hablando de máquinas.

No obstante, la novela se me fue haciendo muy pesada a medida que seguía con ella por una simple razón, y es que abusa del texto y de los diálogos explicativos. La mayor parte de los relatos son explicaciones de cómo funcionan ciertas cosas, leyes, robots, máquinas o sistemas de la empresa, y casi el 100% de los diálogos son explicaciones de los conflictos y de cómo solucionarnos. 

Esto, sumado a que la estructura de los relatos es idéntica, me ha cansado al final, y ha hecho me cueste terminarlo. 

Valoración

5/7